¡Porque la música nos hace invencibles!


Llevaba mucho tiempo sin ver a Vetusta Morla. Concretamente desde 2011, cuando aterrizaron con Mapas en el mismo Pabellón de los Juegos del Mediterráneo que nos ocupa hoy; en esa ocasión, como parte de la programación del ahora en stand-by Maldito Sol Festival. ¡Ya ni me acordaba de aquel concierto! Y siendo un grupo que, sin volverme loca, me atrae considerablemente -su calidad musical y lírica es innegable-, sentía cierta expectación por saber a dónde nos llevarían los nuevos aires de la La deriva en la noche del sábado.

Me sorprendió la relativa escasez de público, principalmente por tratarse de quien se trata, de una banda que llena por donde va y que a día de hoy cuenta con ejércitos de admiradores. Pero también es cierto que hablamos de un recinto enorme, y que eso en parte diluye la percepción del volumen de asistencia. Éramos los que estábamos, y a las 22:50 Pucho y su banda saltaban al escenario con el tema que abre y que se titula como el trabajo publicado en abril de este mismo año, La deriva. En el álbum, que fue presentado en su totalidad, se incluyen también las que vinieron detrás, Fuego y Golpe Maestro; he de decir que las mejoras en la acústica del Pabellón -que, a mi juicio y con muchos conciertos en él a mis espaldas, me resultaba siempre horrorosa- han debido surtir efecto y el sonido era de gran calidad. El cantante nos daba la bienvenida, nos agradecía el haberles elegido entre la numerosa oferta cultural en los alrededores -la primera noche de Feria y el encuentro futbolístico entre Almería y Español- y describía La deriva como un disco de cambio, antes de ir con La mosca en tu pared, Pirómanos y Lo que te hace grande.

Vetusta Morla

Un público muy animado recibía con gusto uno de los temas más conocidos de la banda, Un día en el mundo -de su famoso primer álbum de homónimo nombre-, y el directo continuaba con Cuarteles de invierno. Entre unos preciosos juegos de luces, que aumentaban la belleza de lo que sobre las tablas sucedía, comenzaba una bonita y delicada versión de Maldita dulzura, seguida por La grieta, Mapas y ¡Alto!Yo guardo la fe, tú encuentra el milagro«-.

La emoción venía de la mano de la archiconocida Copenhague, antes de proseguir el viaje con Las salas de espera. Como suele ser habitual, con Valiente llegaba la revolución, y el público cantaba y bailaba como si le fuera la vida en ello. Nos hicieron subir al Tourmalet con Tour de Francia, y con La Cuadratura del círculo, que sonaba a un ritmo distinto del habitual, y Fiesta mayor se despedían de un público venido arriba. Pero tardaron poco en volver: aún nos quedaba por escuchar Una sonata fantasma y por deleitarnos la fuerza rotunda de Sálvese quien pueda. El hombre del saco, tema de Mapas, fue un espectáculo percusionístico a golpe de claves, y en su final Pucho nos recordaba que «cada uno anda al son de su propia deriva«. Tras otra retirada del escenario, hacían una nueva aparición y sonaba una de mis favoritas, la grandiosa Los días raros, poniendo fin a una noche espléndida.

Vi muchas caras de felicidad mientras abandonaba el recinto y eso siempre es buena señal. Este inicio de Feria 2014 nos ha dejado claro que La deriva es un gran disco, y Vetusta Morla una enorme banda.

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